En la Plaza San Martín, tuvo lugar la ceremonia conmemorativa por el Paso a la Inmortalidad del Libertador. En la ocasión, estuvieron presentes el intendente Bruno Cipolini; el presidente del Concejo Municipal Pedro Egea, funcionarios municipales, autoridades de las Fuerzas de Seguridad, el director de la Regional Educativa IV A, Walter Olivera.
En la oportunidad, el intendente inició el protocolo arriando a media asta la bandera nacional, en homenaje al General San Martín. El acto siguió con la entonación del Himno Nacional Argentino interpretado por la Banda Municipal “Fortunato Felcher».
El intendente, junto a las distintas fuerzas, depositaron una ofrenda floral a los pies del monumento del General José de San Martín luego de lo cual se entonó la Marcha de San Lorenzo.
En la ocasión el presidente del Concejo Deliberante, Pedro Egea hizo uso de la palabra y manifestó que «a 173 años del fallecimiento se puede afirmar que fue un hombre capaz de pensar distinto, de entender antes que muchos de su tiempo, la importancia de ser libre. La Independencia era una posibilidad, pero no una certeza y San Martín estaba decidido a llevarla adelante, que además de ese gran prócer que fue Simón Bolívar, fue capaz de pensar en grande, soñar con una América Latina unida».
Además, sostuvo que San Martín fue original, incluso, a la hora de diseñar su estrategia militar mientras muchos creían que para libertar el alto Perú había que atacar a los Realistas desde Salta y desde Jujuy, San Martín concibió una idea de cruzar los Andes, llegar a Chile, desde un lugar donde no lo esperaban, a dar la batalla por el alto Perú.
«El pensamiento innovador de San Martín, es un ejemplo ahora, en estos tiempos que el mundo ha cambiado, los desafíos tecnológicos crecen a un ritmo vertiginoso, hoy la amenaza no es militar, el desafío para los países como el nuestro es insertarse en el mundo de la producción en forma competitiva para generar trabajo de calidad a sus habitantes y que les permita vivir mejor», expresó.
De esta manera, rememoró dicho legado hasta su muerte en Francia, el 17 de agosto de 1850.
